El gran amor de su vida fue su esposa, Ofelia.

 

La víspera de su matrimonio, en lugar de las flores acostumbradas, le obsequió un álbum que contenía autógrafos de 25 personajes de las letras antioqueñas, recopilados personalmente por él. En la primera página insertó esta dedicatoria:

 

“Amada:

 

          ”He aquí el más bello ramillete que ofrecerte se pueda: Fértiles pensamientos que yo mismo seleccioné, laboriosamente, de invernáculos encantados.

 

          ”Las flores que se brindaron hasta hoy y que se te presenten hasta siempre, no obstante sus tornasoles y fragancias exquisitos, brotan de anegadizos contaminados. Esas corolas ya murieron. Todas morirán. Las que aceptas de tu amado, en este librito, perdurarán por todos los ortos y a través de los ponientes todos de tu existencia pura. Sus pétalos tienen el privilegio de enseñar y guardan en las entrañas harta vida.

 

          ”Sea la primera, y llevémosla eternamente con nosotros, a modo de áurea cota contra los arrecifes del mundo, lo que nos regala el rey sabio; esa flor - de mi humilde huerto - será oráculo de dicha y éxito en nuestro postrer feliz avatar: “Con sabiduría se edificará la casa -- dice Salomón -- y con prudencia se afirmará”. Proverbios 24, 3.

 

 

 

               ”JAIME GONZALEZ OCHOA .                      

”XXI - II - XXXVI”

 

 

Jaime poseyó un carácter ajeno a cualquier forma de agresividad, incluso la verbal: Ni una sola vez lo vi ofuscarse, ni levantar la voz. Por el contrario, en todas las circunstancias permanecía señor de si mismo, y en cualquier conato de discusión acalorada permanecía sereno y presto a hacerlo cesar cuanto antes.

 

En otros órdenes de ideas, Jaime fue un hombre de gusto exquisito, buen lector, amante de la poesía, la novela y el teatro, impecable escritor, devoto creyente, jovial, alegre y madrugador.

 

Jaime González Ochoa contrajo matrimonio en Envigado, el 21 de marzo de 1936, con Ofelia Ángel Ochoa, hija de Heliodoro Ángel Ochoa y Petronila Ochoa Estrada, nacida en Neira, Caldas, el 11 de junio de 1.911 y fallecida en Medellín, el 29 de febrero de 1.988. El matrimonio tuvo seis hijos: Jaime, Néstor, Ofelia (muerta a los pocos días de nacida), Marisol, Silvia y Raúl.

 

Jaime hizo sus estudios secundarios en el colegio de San Ignacio, de Medellín, donde obtuvo el título de bachiller, en 1.929. A continuación, cursó la carrera de Derecho, en la facultad de la Universidad de Antioquia, de donde egresó en el año de 1934, habiendo obtenido el título de “Abogado”. Una vez egresado, comenzó a trabajar en la oficina de su tío materno, Eladio Ochoa Estrada. A partir de entonces, dedicó su vida al ejercicio de la abogacía y a la docencia, habiéndose desempeñado como profesor de Sicología Jurídica en la Universidad Católica Bolivariana (hoy, Universidad Pontificia Bolivariana) y de Derecho Romano en la Universidad de Antioquia.

 

Jaime valoró mucho su independencia profesional y nunca aceptó cambiar el trabajo de su oficina por ningún cargo en el sector público ni en el privado. En diversas ocasiones le fueron ofrecidos cargos importantes, como la Alcaldía de Medellín (siendo Gobernador de Antioquia su amigo, el doctor Dionisio Arango Ferrer), pero siempre rehusó los ofrecimientos. También se le propuso formar parte de las listas para el Congreso de la República, la Asamblea de Antioquia y el Concejo de Medellín, pero apenas aceptaba prestar su nombre para las mismas, figurando en renglones sin posibilidades de resultar elegidos.

 

Jaime falleció en Medellín, el 2 de Septiembre de 1.961.

  

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